Comentario
Las relaciones entre el poder temporal -representado por el Emperador- y el poder espiritual -en manos del Pontificado- serán intensas durante los siglos XI-XIII. La mayor parte de estas relaciones estarán caracterizadas por el enfrentamiento, luchando por el dominium mundi, especialmente Federico Barbarroja y Alejandro III. El III Concilio de Letrán en 1179 se presentó como un gran triunfo de la perseverancia de Alejandro III. El prestigio alcanzado por la institución conciliar tutelada por los Papas era incuestionable.
Los 18 años de pontificado de Inocencio III supondrán el triunfo del pontificado -Plenitudo Potestatis- ante el cúmulo de elementos negativos con los que se enfrentó. El triunfo de la política papal se pondrá de manifiesto en la convocatoria del IV Concilio de Letrán, cuyos objetivos serán afianzar la reforma y promover la cruzada.
La primera mitad del siglo XIII conoce el último capítulo de la gran prueba de fuerza entre Pontificado e Imperio. Tres Papas (Honorio III, Gregorio X e Inocencio IV) y un monarca (Federico II) serán los principales protagonistas del drama, poniéndose de manifiesto el apogeo y la crisis de la política Staufen cuya culminación será el Gran Interregno.